Huellas de Paz fue un Convenio de cooperación internacional cuya visión fue mejorar la estabilización social y la integración de grupos étnicos afectados por el conflicto armado, por medio del acceso al agua potable, la generación de ingresos y la sostenibilidad ambiental en comunidades rurales como medio para la construcción de paz.
Su objetivo general estuvo orientado a la contribución a la protección y realización efectiva de los derechos económicos, sociales, culturales, políticos y civiles de las familias campesinas en la cuenca del río Cauca y el macizo colombiano; buscando, específicamente, apoyar el arraigo y el desarrollo sostenible de comunidades rurales afectadas por el conflicto armado en los departamentos colombianos de Cauca, Valle del Cauca, Antioquia y Nariño mediante la puesta en marcha de un Sistema Integrado de Gestión Rural. Para ello definió tres líneas de acción como ejes articuladores de la estructura general del convenio:
Las actividades se llevaron a cabo en la zona rural de los departamentos mencionados, que conforman ecosistemas estratégicos para el país por la biodiversidad que albergan, por su importancia en la producción y transporte de agua, y por la concentración demográfica y de actividades económicas en torno a ellos, todo de ello de acuerdo con el documento de formulación inicial.
El convenio buscaba, además, garantizar el mayor impacto y efectividad de las acciones siguiendo criterios de relevancia social, ambiental y económica; concentrándose las acciones en áreas necesitadas por la elevada vulnerabilidad de su población frente a la delicada situación social y ambiental en que se encontraban en el momento de la identificación y formulación del convenio. Veintitrés municipios que en sus respectivos departamentos participaron en el Convenio:
Departamento |
Municipio |
Antioquia | Betania, Betulia, Hispania, Ituango, la Ceja, Santa Rosa de Osos y Sopetrán |
Valle del Cauca | Bugalagrande, Sevilla y Riofrío |
Cauca | Morales, Santander de Quilichao, Caloto, Jambaló, Corinto y Buenos Aires |
Nariño | Consacá, El Tambo, Samaniego, Sandoná, La Unión, Los Andes y San Lorenzo |
Uno de los mayores logros del convenio fue el diseño y validación de un modelo de convivencia pacífica y desarrollo social, como componente transversal a todo el proceso de implementación; un componente que puede ser aplicado en otros territorios y proyectos dada su flexibilidad para adaptarse a las realidades donde se va a implementar
En los cuatro departamentos, en las veintitrés comunidades, manifestaron desde su contexto y costumbres, haber logrado transformar sus formas de relacionamiento basadas en el maltrato y violencia naturalizada en sus entornos y ámbitos de relación familiar, vecinal y comunitaria, hacia formas no violentas de convivencia, mediadas por principios y valores fundamentales
Hablar de convivencia pacífica y desarrollo social es evidenciar en la comunidad prácticas sociales que lleven a ésta resolver sus conflictos cotidianos a través de formas no violentas, experimentando valores y derechos fundamentales como el respeto, la honestidad, la tolerancia y la solidaridad, generando “vínculos afectivos” y “redes de protección”, logrando nuevos niveles y estilos de liderazgo social y nuevas estructuras de organización y participación ciudadana y democrática, resignificando las relaciones de género hacia la equidad, la justicia y la transformación y restableciendo puentes adecuados de comunicación y gestión entre los diferentes actores del entorno.
Desde nuestro actuar, este estado se logra tras pasar por un proceso de toma de consciencia individual y colectiva, con la implementación de elementos estratégicos de tipo pedagógico, diagnóstico, de multiplicación, articulación, participación y de generación de alternativas de desarrollo. Interiorizando nuevos modelos mentales para la relación e interacción pacífica dando un nuevo significado a la construcción del bienestar colectivo, integral y sostenible.
Se sintetizan a continuación cuatro beneficios macro generados por estos componentes y que constituyen por si mismos un gran aporte al desarrollo de cualquier comunidad, especialmente de aquellas integradas por familias cafeteras:
Visión Compartida: “Sin un norte claro y sin un puerto a donde arribar, cualquier viento es bueno”. Sólo creando y consolidando una visión clara y alentadora de la comunidad a futuro, se contará con el motor necesario para superar cualquier dificultad que se presente, garantizando en el tiempo, además, el acompañamiento de un colectivo que trabaje para la creación de oportunidades y capacidades en todos los miembros de la comunidad y en todas sus dimensiones en tanto seres humanos.
Desaprendizaje de formas violentas de interrelación: Estrategia para la toma de conciencia sobre comportamientos aprendidos violentos y construcción de nuevas formas pacíficas de relacionarse con uno mismo, con el otro y con su entorno en general, construyendo relaciones equitativa de género y propiciando la participación en todos los niveles y ámbitos que son parte del tejido social comunitario
Promoción de un desarrollo integral y sostenible: Potenciar la capacidad para trascender cualquier circunstancia, elegir y asumir roles como sujetos de derechos y deberes, como ciudadanía participativa y como actores sociales con amplia conciencia de su responsabilidad en la construcción colectiva del territorio. . Generar oportunidades que respondan de manera efectiva a las diferentes necesidades que emergen en el presente y que contribuyan a la construcción de un verdadero desarrollo endógeno coherente con los recursos de la comunidad, con sus posibilidades, sus visiones y sus particularidades, garantizando el siguiente postulado de la ONU sobre el desarrollo sostenible: “proceso capaz de satisfacer las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras de satisfacer las suyas” (ONU, 1987).1
Conformación de Redes Sociales en las comunidades beneficiarias: redes sociales como base efectiva de un desarrollo comunitario integral y sostenible. Las Redes Sociales son un proceso de identificación y construcción permanente de interrelaciones en el plano individual y colectivo, en ámbitos privados y públicos, en niveles personales e institucionales, que generan y aseguran una cultura basada en los valores fundamentales de la solidaridad, la equidad, el respeto y la honestidad; redes para establecer nuevos lazos de confiabilidad entre sus miembros y para construir un nuevo proyecto de vida colectivo reconociendo a sus miembros como actores sociales y sujetos de derechos y deberes dentro de la comunidad, garantizando procesos efectivos de productividad, sostenibilidad y arraigo.
Dentro de las Redes Sociales se incentivarán y fortalecerán las Redes Productivas. En torno a estas redes productivas , que surgen de las redes sociales, se articulan diferentes procesos e instituciones del territorio que garantizan producción, mercado, competitividad, calidad y sostenibilidad, promoviendo crecimiento con equidad e inclusión y, en consecuencia, mejora de la calidad de vida de sus miembros y aumento del capital social de la comunidad.
1 Sergio Sepúlveda. Metodología para estimar el nivel de desarrollo sostenible de los territorios rurales (el Biograma). IICA